Las mujeres que han completado tratamiento oncológico contra el cáncer de mama experimentan al menos un efecto secundario que podría mejorar con rehabilitación física y a través del ejercicio.
Investigadores australianos llegaron a esta conclusión tras realizar un estudio publicado en la revista científica ‘Cancer’ en el que monitorizaron a 287 mujeres diagnosticadas con cáncer de mama invasivo unilateral durante un periodo de 6 años. El seguimiento consistió en una evaluación de distintas secuelas y efectos secundarios: complicaciones post-quirúrgicas, reacciones de la piel a la radiación, fatiga, linfedema, secuelas en el tren superior y alteraciones de peso entre otras.
Típicamente los declives en el estado físico, psicosocial y calidad de vida comienzan durante el tratamiento oncológico, sin embargo, los investigadores observaron que 6 meses tras el diagnóstico un 90% de mujeres experimentaban al menos una secuela o efecto secundario derivado del tratamiento (incluyendo fatiga, dolor, linfedema o aumento de peso) y un 60% experimentaban más de una.
En el seguimiento realizado a los 6 años tras el tratamiento un 60% de las mujeres experimentaba al menos un efecto secundario susceptible de ser mejorado por rehabilitación física o a través del ejercicio. Por otro lado el número de mujeres sin secuelas se estabiliza en un 40% un año tras el tratamiento y el aumento de peso fué la única secuela que incrementó su prevalencia con el paso del tiempo.
Los autores recomiendan pues un protocolo rehabilitador y seguimiento basado en un enfoque multidisciplinar centrado en erradicar las secuelas y efectos secundarios del tratamiento oncológico contra el cáncer de mama.
Schmitz, K. H., Speck, R. M., Rye, S. A., DiSipio, T., & Hayes, S. C. (2012). Prevalence of breast cancer treatment sequelae over 6 years of follow‐up. Cancer, 118(S8), 2217-2225.