CUMBRES EN IGUALDAD PARA UNA MEJOR SOCIEDAD


Durante este mes y aprovechando el tirón mediático que tiene el día de la mujer, se suceden los actos reivindicando igualdad y si reivindicamos es porque todavía queda un largo trecho por andar. Sin embargo, este caminar no puede realizarse en solitario porque la sociedad la formamos todas y todos y porque para cambiar realidades debemos primero cambiar mentalidades o al menos abrirlas, desde todas las perspectivas, para encontrarnos en lo compartido y no en las diferencias.

El fin de semana pasado participé en Granada en el II Congreso Internacional de Mujer y Montaña: Cumbres en Igualdad de la FEDME moderando una mesa tan inspiradora como humana, una mesa que representaba una radiografía parcial (porque historias hay tantas como personas) acerca del papel de la mujer en el ámbito de la montaña.

Hablaba en la introducción de que aunque soy hija de montañeros nunca tuve realmente un referente femenino en la montaña. Y ésto a pesar de que mi madre no llegó a montañera por ser la «novia de» ya que en los años 60 sintió la llamada de la montaña y ni corta ni perezosa se inscribió (ella solita sí) en un club de montaña local. Lo que ocurrió es que después, efectivamente, pasó a ser la «novia de» y más tarde la «mujer de» y a fecha de hoy sigue siéndolo. Siendo niña, la cultura de club que viví no fue más que un reflejo de la sociedad del momento. Las mujeres como mi madre hacían montaña sí, pero quienes dirigían todas las actividades eran ellos y a ellas se les asignaba un papel de cuidado y de sostén que debían compaginar con su afán por la aventura.

Afortunadamente a lo largo del congreso se sucedieron relatos de mujeres guías de montaña, árbitras, deportistas, aventureras… que hoy en día sí son referentes, pero la visibilidad sigue siendo necesaria. Es evidente que unos y otras somos distintas, distintos, pero es imprescindible que entendamos que a pesar de nuestras diferencias todas y todos tenemos el derecho a intentar llegar a ser la versión que elijamos ser.

Queda un largo trecho pero, como en la montaña, debemos saber leer el entorno y como en ciencia, entender que avanzamos siempre a hombros de gigantes, de mujeres y hombres que con sus pasos, por pequeños que parezcan, han ido abriendo huella. Toca coger el relevo, toca tirar y en esas estamos.



WEB: MUJER Y MONTAÑA – FEDME

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