EJERCICIO Y CÁNCER ¿REALIDAD?

Hay quienes ven en el proceso oncológico una gran montaña infranqueable, pero las montañas se suben. Eso sí, cuanta más ayuda más llevadero será el camino. La literatura científica ha demostrado que el ejercicio físico es beneficioso y debería formar parte del tratamiento a lo largo de todo el proceso oncológico; sin embargo, esta intervención no forma parte del tratamiento convencional. De hecho es muy revelador resaltar que menos de la mitad de pacientes se mantienen activos y que la labor de oncólogos y oncólogas asesorando sobre ejercicio físico es insuficiente y apenas ha mejorado en los últimos 15 años.

El número de trabajos científicos que abordan el tema de las barreras al ejercicio físico en oncología ha aumentado de forma exponencial, en especial en los últimos cinco años. Ello es un reflejo de la creciente preocupación existente por solventar uno de los mayores problemas en este campo, el de que los resultados científicos se traduzcan en una realidad para pacientes y supervivientes.

Hay, sin embargo, una peculiaridad en esta interesantísima revisión de la que hoy doy cuenta, no se centra en las barreras que experimentan pacientes y supervivientes sino en los problemas de implementación. El trabajo, recién publicado en la revista científica Journal of Cancer Survivorship,  analiza 50 estudios y concluye que el mayor número de barreras existentes en este campo se debe al modo en que están organizados los sistemas de salud, en los que no hay cabida o apoyo para incluir el ejercicio físico como una intervención más dentro de los tratamientos convencionales. También se señalan la falta de recursos tanto materiales como humanos, ya sea dentro del propio sistema sanitario o a la hora de referir a profesionales del ejercicio especializados fuera de los centros hospitalarios.

Los investigadores llaman a un esfuerzo común para intentar mejorar la situación y mejorar la atención sanitaria introduciendo estrategias que permitan convertir en reales y palpables los beneficios que se sabe que las intervenciones de ejercicio físico aportan a pacientes y supervivientes oncológicos tanto durante el tiempo de tratamiento médico activo como después. 

Mi admirado Rilke escribió «convierte tu muro en un peldaño». En ocasiones la enfermedad nos brinda una oportunidad para mejorar nuestro estilo de vida, algo que no solamente va a redundar en una mejor calidad de vida sino que también puede potenciar la efectividad de los tratamientos médicos. Pero la evidencia científica no sirve de mucho si quienes lo necesitan no tienen acceso a los beneficios demostrados. El acceso a programas de ejercicio físico en oncología debería ser una realidad con todas las letras. Esperemos que pronto podamos entre unos y otras contribuir de forma más global a aligerar el camino a quienes atraviesan un proceso oncológico.

Referencia: Kennedy, M. A., Bayes, S., Newton, R. U., Zissiadis, Y., Spry, N. A., Taaffe, D. R., … & Galvão, D. A. (2021). Implementation barriers to integrating exercise as medicine in oncology: an ecological scoping review. Journal of Cancer Survivorship, 1-17.


Cristina González Castro

  • Grado en Radioterapia y Oncología por la University of London
  • Grado en Ciencias del Deporte, la Salud y el Ejercicio por la University of Surrey
  • Posgrado en Psicología Positiva Aplicada y Psicología del Coaching por la University of East London

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