
El Síndrome de Sjögren es una enfermedad inflamatoria autoinmune, sistémica y crónica para la que actualmente no existe tratamiento curativo. El hecho de que sea sistémica indica que afecta a todo el organismo por lo que su sintomatología puede ser variada aunque son típicos los síntomas asociados a la sequedad de las mucosas. Asimismo, la fatiga tiene una muy alta prevalencia entre quienes lo padecen.
Se encuentra dentro del grupo de enfermedades reumáticas y puede ser clasificado como primario (cursa independientemente) o asociado a otra enfermedad reumática. Sin embargo, y a diferencia de otras patologías autoinmunes sistémicas, la progresión del Síndrome de Sjögren suele ser lenta.
Las recomendaciones para el manejo y control de esta enfermedad(1,2,3) abogan por el ejercicio físico de intensidad moderada a vigorosa, ya que los estudios en esta área arrojan resultados beneficiosos tanto para mejorar niveles de fatiga como de capacidad aeróbica, capacidad física y depresión.
Precisamente uno de esos estudios(4) empleó ya en 2007 la marcha nórdica como intervención en 9 mujeres con Síndrome de Sjögren primario, sin otras patologías asociadas o medicación que pudieran limitar su capacidad de ejercicio. La intervención tuvo una duración de 12 semanas con 3 sesiones semanales de marcha nórdica. De éstas una fue dirigida por un monitor mientras que las otras 2 se realizaban de forma autónoma. La intensidad de las sesiones de las primeras 8 semanas fue del 60-70% de la frecuencia cardiaca máxima y se progresó hasta el 70-80% en las últimas 4 semanas. Los resultados mostraron que una intervención de marcha nórdica de 3 sesiones semanales a alta intensidad durante 12 semanas reduce los niveles de fatiga, incrementa la capacidad aeróbica y tiene efectos beneficiosos en síntomas de depresión.
Este estudio tuvo un seguimiento(5) y los resultados mostraron una mejor capacidad de ejercicio del grupo de marcha nórdica 4 años más tarde. También se concluye que el ejercicio físico aeróbico puede tener efectos positivos en posibles comorbilidades poniendo de ejemplo la salud cardiovascular.
Dos de las características más ventajosas de la marcha nórdica en este contexto son por tanto su bajo esfuerzo percibido (esto es la baja sensación de cansancio que conlleva) y que se trata de un ejercicio de bajo impacto.
CON VOZ PROPIA: Carmen López Valiente

«Me llamo Carmen, tengo 49 años, estoy casada y tengo dos hijas adolescentes. Soy profesora de secundaria en un instituto público de Valencia. He sido nadadora desde hace cuarenta años y también me gusta correr con mi equipo. Disfruto de las competiciones y participando en campeonatos de veteranos y carreas populares. Todo esto cambió cuando en 2015 me diagnosticaron Síndrome de Sjögren primario.
Me desaconsejaron el running por el impacto y me recomendaron simplemente caminar. Pensé que debía haber alternativas para combinar con la natación y los ejercicios de fuerza (importantes para no perder masa muscular).
Encontré una publicación científica sobre los beneficios de la marcha nórdica en pacientes con Síndrome de Sjögren primario. No me lo pensé, no sabía qué era la marcha nórdica, pero eso no iba a ser un impedimento. Buscando en la red encontré a un instructor titulado en Valencia que me enseñó la técnica y empecé a practicar con mis bastones casi a diario. Han pasado cuatro años desde mi primera toma de contacto. Hoy en día sigo con la marcha nórdica pero ya incluso federada y compitiendo, mejorando la técnica y aprovechando al máximo los beneficios de este deporte “amable”.
La práctica de la marcha nórdica permite realizar un ejercicio aeróbico que implica un alto porcentaje de la musculatura corporal. El uso correcto de los bastones permite la activación del tren superior, por tanto, es mucho más que caminar. El impacto es mínimo por lo que mis articulaciones apenas se resienten. La percepción de la fatiga es muy baja y eso permite realizar caminatas adaptadas a cómo me encuentro, ya que mi patología implica brotes con dolor articular, dolor muscular difuso, fatiga y malestar generalizado.
Recomiendo probar este deporte en pacientes con enfermedades reumáticas, etc siempre con la supervisión de un profesional y el consentimiento médico, con adaptación a las posibilidades de cada persona. Además, se puede practicar en grupo, en solitario, por diferentes tipos de pavimentos y la inversión es mínima: ropa cómoda, zapatillas y un par de bastones de marcha nórdica».
Carmen López Valiente es la delegada de la Asociación Española de Síndrome de Sjögren en la Comunidad Valenciana.

Referencias
4. Strömbeck, B. E., Theander, E., & Jacobsson, L. T. H. (2007). Effects of exercise on aerobic capacity and fatigue in women with primary Sjögren’s syndrome. Rheumatology, 46(5), 868-871.
5. Theander E., Theander S., Karlelid L., Strömbeck, B. E. (2009) Sustained effects of a supervised aerobic exercise program (Nordic Walking) in women with primary Sjögren’s syndrome. A 4 year follow up. Abstract book. 10th International Symposium on Sjögren’s syndrome, Brest, France, October 1-3. P.49
Cristina González Castro: coach personal y de salud, especialista del ejercicio y divulgadora.
- Grado en Radioterapia y Oncología por la University of London
- Grado en Ciencias del Deporte, la Salud y el Ejercicio por la University of Surrey
- Posgrado en Psicología Positiva Aplicada y Psicología del Coaching por la East London University
- Instructora de Nordic Walking y formadora de Instructores/as para la Federación Internacional de Nordic Walking (INWA)
– Formando en marcha nórdica desde el 2006 –
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